Cuando miramos la naturaleza con los ojos, las manos, la piel y el alma encontramos el conocimiento de nuestro verdadero ser al tomar contacto con ella, sentimos una armonía entre lo interno y lo externo, apreciando la relación que existe entre lo que soy y lo que no.
Observamos como todo fluye, percibimos las formas de un movimiento de inteligencia en la naturaleza, nos asombramos como se desplazan los colores y las texturas en el espacio y el tiempo. Observamos como en la naturaleza todo fluye sin esfuerzo, encontrando por lo tanto el camino de menor resistencia en ese fluir. Esa es la manera en que funcionan todas las partes que conforman la inteligencia de la naturaleza, con una facilidad inmensa, sin esfuerzo y con una entrega confiada.
En el proceso de la observación creamos objetos, geometrías, sucesos, estructuras, clases y relaciones a través de la imaginación, es fácil darse cuenta como el viento no intenta soplar, simplemente sopla, las gotas no piensan caer, simplemente caen, los ríos no desean fluir solo lo hacen, solo se sueltan y en armonía permiten que su naturaleza se manifieste.
Te invito a entrar en armonía con la naturaleza para observar las diferentes gotas y permitir que tu mente dibuje sus formas y colores útiles para ti y la humanidad, siguiendo un proceso de lo concreto a lo abstracto, construyamos las semillas de la ciencia de la naturaleza, las futuras gotas tecnológicas en beneficio del ser.
En esta dinámica no busquemos poder y control, no desperdiciemos energía, no perdamos el rumbo buscando la ilusión de la felicidad, ni cortemos el ritmo que nos brinda esta armonía, no nos desconectemos de esa inteligencia natural, solo tomemos lo que nos brinda el presente, en el aquí y en el ahora.
Dibujemos de esta manera ” la gota de la ciencia” y “la gota de la tecnología”, solo observando, como si lográramos reflejar los acontecimientos de la naturaleza, como un espejo donde nos podremos mirar.